Agustín de Hipona
“Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero básicamente sería una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Seria esencialmente un sistema de esclavitud, en el que, gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre”.
Esto es lo que decía Aldous Huxley en 1932 en su obra Un mundo feliz. Todavía no había llegado el neoliberalismo preconizado por Margaret Thatcher y Ronald Reagan, pero, lúcidamente, el autor británico en su novela concretaba el núcleo del pensamiento que en la Grecia clásica defendía Epicuro como máxima aspiración de los seres humanos.

Bien es cierto que Diógenes de Sinope no creía que eso fuera posible y renunciaba a todo sueño de felicidad al verse rodeado de sus semejantes, ya que estaba convencido que las peores pasiones anidaban en el fondo de cada uno de ellos.
Pero, he aquí que ahora el capitalismo más refinado, es decir, el neoliberalismo nos trae la buena nueva. No hay que hacerse budista, ni de los Hare Krishna, ni siquiera miembro de los Testigos de Jehová para estar entre los 144.000 privilegiados que vivirán eternamente felices en ese Nuevo Reino que nunca se acabará.
No, en la Happycracia (tomo este neologismo del título del recomendable libro de Edgar Cabanas y Eva Illouz) no tendrás que entrar en ninguna nueva religión o en alguna de las múltiples sectas que pululan por este país.
La brillante fórmula made in USA se encuentra al alcance de cualquiera que verdaderamente quiera ser feliz. Autoayuda, mindfulness, coaching, etc., todos ellos criaturas de la denominada psicología positiva,te ayudarán a ser un individuo autosuficiente que se aísle de los problemas sociales para que únicamente se centre en sí mismo olvidándose de las contingencias que ocurren a su alrededor. Porque lo importante es llegar a la propia paz interior, a la propia ataraxia, porque el punto de partida y de llegada es la nueva felicidad. Y no hay otra forma de alcanzarla que siguiendo las instrucciones marcadas por la industria de la felicidad.
“¿Nos tenemos que olvidar de la pandemia en la que estamos metidos y nos está jodiendo la vida a más de uno, ya que a mí por mucho que piense ‘positivamente’ no se me quita de la cabeza que he ido al paro y el futuro lo veo totalmente negro?”, puede apuntar alguien que, para colmo de su desgracia, haya leído algo de Diógenes y no se cree eso de que haya una salud mental positiva y otra negativa, y, menos aún, de lo que se trata es de eliminar las emociones negativas que nos asaltan.
El actual seguidor de la Happycracia le indicará a ese descentrado que en el mundo actual los trabajadores deben adaptarse a la flexibilidad, que la vida laboral no es un proyecto dentro de la empresa, tal como se pensaba hasta ahora, sino que es algo de tipo personal en el que hay que ir cambiando en función de las necesidades del mercado.
Así, el trabajo y la vida laboral conviene entenderlos como un reto en el que hay que ser creativo y emprendedor, y, por supuesto, tener siempre una mente positiva, incluso cuando te mandan al paro. Se hace, pues, necesario acabar con esa mentalidad de funcionario tan extendida en la población española.
Por otro lado, la ciencia de la felicidad, como propiamente habría que llamarla, viene en nuestro auxilio con un amplio repertorio de productos para ayudarnos a tener una mentalidad eficiente, pues, por encima de todo, se insiste en que hay que ser un auténtico emprendedor.
Así, numerosos cursos, asesorías, consultas, libros y revistas están a tu alcance, por lo que no es necesario que te desplaces a la patria de Donald Trump para recibir cualquiera de los numerosos títulos que se expenden de psicología positiva.
Ahora puedes lograr ser un hombre o una mujer plenamente feliz olvidándote de lo que sucede a tu alrededor, dado que todo ello no hace más que crear muchas angustias que, además, tú no puedes resolverlas.
Debes, pues, mirar hacia ti, hacia tu adentro con una mentalidad positiva. De este modo, lograrás un rostro tan abiertamente dichoso como el que te mostramos, convencido de que por fin has entrado en una nueva era de felicidad adaptada a las exigencias del mercado, que son los que de verdad nos gobiernan.
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¡Sorpresa!: El capítulo 5 del libro de Cabanas y de Illouz se titula “Ser feliz, la nueva normalidad”.
Teniendo en cuenta que se editó en marzo de 2019, ¿vaticinaban la Nueva Normalidad que desde la Administración nos han vendido como remedio o pócima mágica para estos tiempos de pandemia?
Un comentario en “Happycracia”