Perfiles coronavíricos

Fortunata Wolf

En estos tiempos de “nueva normalidad” ya estamos preparados para juzgar al vecino, amigo o hermano que mostró su verdadero rostro en tiempos del coronavirus. Aquel vecino que no aplaudía en su balcón a las 20 debía de ser un sociópata, aunque luego me enteré de que trabajaba como auxiliar de enfermería por las noches. Aquel otro que de repente comenzó a dar caceroladas debía de ser un facha, pero un día en el ascensor comprobé que tenía un hijo de 2 años. Y así sucesivamente, mis prejuicios se fueron desmoronando.

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Perfil coronavírico

 

Sin embargo, existen perfiles de libro en personas cercanas. De los muchos grupos de Whatsapp que en los últimos meses se han multiplicado, mi preferido es el de los primos, ya que existen esfuerzos considerables por parte de sus miembros para no meter la pata y hacer morir a un grupo que vive una segunda vida. Entre ellos, destacaría dos: el del arquitecto defensor de VOX y el del farmacéutico conspiranoico. Este último solo envía de cuando en cuando algún vídeo de “Cuarto Milenio” con invitados propugnando la maldad de Bill Gates u otro programa mal grabado con música tenebrosa y mística de fondo cuyos participantes muestran datos muy bien documentados advirtiendo del plan chino para dominar el mundo. Estoy segura de que lo meto al Congreso Anual de Terraplanismo y lo convencen.

El miembro inquietante, no obstante, es el arquitecto defensor de VOX (que no votante porque no soporta la crueldad hacia los animales). Este, entre obra y obra, ocupa su día buscando noticias sobre la mala gestión del gobierno en los confiables periódicos ABC, La Razón o El Mundo (recordemos que este último pagaba a un testigo para que contara mentiras sobre el 11M), e incluso el honestísimo OKDiario. A pesar de mis incesantes insistencias sobre la necesidad de acudir a la fuente primaria, él continua con su infructuosa pero exitosa búsqueda e incluso al sentirse acorralado, asegura que la fuente primaria también está contaminada. Todos tienen intereses, dice. ¿Incluso los tuyos? Le pregunto yo.

Decía el ínclito Goebbels que para hacer creer a mucha gente una mentira, había que hacerla muy grande (Y no, no es suya la cita de que una mentira repetida mil veces es una verdad, pero el autor real debía de ser un genio), basándose, además, en el comportamiento de Winston Churchill. Los poco originales dirigentes de VOX utilizan técnicas descritas en el Mein Kampf y desarrolladas luego por el Ministro de Propaganda para hacer creer a la población perlas como las supuestas pagas que cada inmigrante ilegal recibe al poner un pie en España, el analfabetismo español de los niños catalanes, el destino real de las ayudas a las “supuestas” mujeres maltratadas o la conspiración judeomasónicagayfeministacomunista para controlar los movimientos de la población cual ciudadano milésimo noningentésimo octogésimo cuarto.

Quizá lo que mi primo no sabe es que Hitler, cuando invadió Polonia, no lo hizo de la noche a la mañana después de escuchar durante horas La Cabalgata de las Valquirias, como cualquier amante de Marx supondría (el intelectual no, el actor). Lo hizo a continuación de fabricar, durante varios meses, una gran mentira (große Lüge) sobre la actitud y los actos de los polacos, unos verdaderos asesinos, hacia los alemanes.

(Resulta curioso que cada vez que miento a Hitler o a los nazis, mi primo me recuerda la verdad histórica de que los comunistas tienen muchos más muertos a sus espaldas. Me encanta la técnica persuasoria del “y tú más”. El próximo regalo que le voy a hacer a mi primo: las Catilinarias de Cicerón).

Esta retórica inventada, tan en boga en nuestra Postmodernidad, por cierto, tiene mucho en común con la de la catalanofobia, que cuenta con una gran tradición de fantasías históricas últimamente impulsada por el procés. Sólo hay que ver las imágenes de la población alentando a la Guardia Civil al grito de “A por ellos” cuando viajaban a las gélidas tierras catalanas a controlar el referéndum ilegal, cual ejército de Invernalia contra los Caminantes Blancos.

En realidad, mi propia incomprensión hacia los pobres inmigrantes que visitan o viven en los territorios bilingües (que, como todo el mundo sabe, se trata de idiomas inventados) se debe a mi falta de experiencia. Yo, que he vivido en varias partes de España (ninguna zona bilingüe, por cierto), y del mundo, no puedo meterme en la piel del pobre zamorano que ha vivido 10 años en la apestosa ciudad de Vigo y tiene que sufrir, en tierras españolas, que le hablen en otro idioma de chiste. Habrase visto cuánta maldad, maltrato, egoísmo y deslealtad a la verdadera hispanidad.

Estos meses de coronavirus me han fatigado. Si tengo que elegir, me quedo con el procés.

2 comentarios sobre “Perfiles coronavíricos

  1. Últimamente, las mentiras, ahora en la Post-modernidad se les llaman post-verdades, no me sorprenden demasiado. Tampoco los post-razonamientos (léase soplapolleces) del tipo ‘el euskera es un idioma inventado’. Claro, no como el español, que Dios lo creó el séptimo día.

    Lo que me ha dejado parado de VOX es la intervención de la Olona en el congreso, gritando que la violencia no tiene género (alcanza el máximo paroxismo cuando agita las manos en alto y grita ¡noooo!). Yo la hacía lectora de ‘Cásate y se sumisa:experiencia radical para mujeres sin miedo’ y de libros de auto-ayuda, con esa voz tan menudita de monitora de ‘mindfulness’ que suele tener. Pero no, la juzgué mal, mírala, ahí toda rebelde encarándose a los socialcomunistas y las feminazis que desayunan niños abortados.

    En este blog se habla mucho de Cayetana y creo que Macarena se ha hecho eco, le ha dado pelusa. Fijo que nos deleitará con otro mitin para que hablemos de ella, que de eso se trata, mal o bien.

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