El gilipollas ibérico

Cayetano Tinti

A lo largo del documental ponen varios ejemplos, como el de Kanye West, el rapero, productor, diseñador y no sé cuantas cosas más. Es innegable su eclecticismo y calidad musical. ¿Le da derecho a ser un gilipollas? No, nada se lo puede dar, pero al menos puede basar su egolatría en sus capacidades artísticas, de negociación, conocimiento del mercado musical, etc.

El gilipollas ibérico, por el contrario, no necesita ningún mérito en la vida, sus huevos toreros ya lo ensalzan. Cuanto menos haga más se crecerá para hacerte ver lo listo que es y lo tonto que eres tú. Sigue esa tradición del hidalgo del Lazarillo de Tormes, cuanto menos productivo, más altivo. El gilipollas ibérico se crece en su arrogancia haciendo poco, al contrario que los ejecutivos gilipollas en ‘Silicon Valley’ , que tienen que hacer muchas aplicaciones informáticas para superarse.

En el documental comentan también que las hermandades universitarias de EEUU están repletas de gilipollas. Al menos han pisado la universidad porque el gilipollas ibérico ni eso, obtiene su máster sin pisar el campus. Que le pregunten a un par de nuestros más conspicuos políticos.

Varias personas en el documental describen el ejército como fuente inagotable de gilipollas. Sin embargo, en ningún otro lugar del mundo desfilan con una cabra a la que, además, hay que saludar como si se tratara de un oficial. No imagino una manera más retorcida de humillar a la soldadesca, lo que por otra parte asumen con gusto para irse transformando en gilipollas que abusarán de los nuevos reclutas. Una forma fácil y sencilla de fabricar gilipollas. No hay que hacer flexiones ni gritar, esos son cosas de las películas americanas, con una cabra nos basta. Que trabaje ella y si se pone tonta la tiramos por un campanario, diremos que se alistó en los ‘paracas’.

Como no se la quieren jugar mucho con lo que tienen en casa, que ya sabemos cómo las gasta el rubio, en el documental ponen de ejemplo de dirigente político gilipollas a Berlusconi. Sin quitarle mérito a ‘Il Cavaliere’, que vengan y vean el circo que tenemos en el Congreso de los Diputados a cuenta del coronavirus.

‘Spain is different’ y sus gilipollas también. Al igual que los de otros países, rezuman grosería, desdén por todo aquel que es diferente e indefenso, tienen una ausencia total de modales y una altivez que espanta. La diferencia del gilipollas ibérico estriba en su más absoluto desprecio por el conocimiento. ¡Viva la muerte, muera la inteligencia!, gritaban tras el golpe de estado en la universidad. No imagino la desolación de Don Miguel de Unamuno al escuchar tal vileza en el templo del conocimiento. Pero ya lo dejó bien claro uno de sus contemporáneos, Don Antonio Machado: «Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus harapos, desprecia cuanto ignora».

Estos versos de Don Antonio resumen muy bien cómo son los gilipollas ibéricos. Miserables venidos a menos que siguen creyendo que son algo tras el velo de su ignorancia. Si se quitaran ese velo seguirían siendo gilipollas pero al menos compondrían música, harían programas informáticos, serían ‘brokers’ financieros, en definitiva, harían cosas, eso que tanto le fascinaba a Mariano Rajoy de los catalanes.